Calas ingresó al museo en 1941, por el legado testamentario de Manuel Musto, que disponía ceder parte de sus obras a los museos del país y su casa a la Municipalidad de Rosario, ente que ejecutó el encargo. Al respecto, Juan Filloy consideró que “la decisión de Musto de legar sus cuadros a los museos del país adelanta la certeza de una comunidad estructurada en criterios más decentes.”[1]
Probablemente esta obra pertenezca a su última serie, en donde se involucró de lleno con el paisaje más cercano, dedicándose a pintar las flores de su casa- taller, ejecutó así entre 1937 y 1938 Dalias Blancas, Rosas Blancas, Retamas, Gladiolos Rojos, Junquillos y Calas, excepto ésta última pintura todos pertenecen al Museo Municipal de las Bellas Artes Juan B. Castagnino de Rosario. Tradicionalmente las naturalezas muertas tuvieron una relación en clave alegórica a lo efímero de la vida, por lo que no es casual la elección del género, al padecer Musto una grave enfermedad.
El óleo es resuelto con la composición estática, cuyo único movimiento es la dirección de los tallos. Calas cuenta con la particularidad del motivo contenido por una línea de contorno que delimita el jarrón y las flores, que sutilmente recortan contra el fondo frío. En cuanto a la paleta busca el equilibrio cromático mediante los blancos con azules, violetas y verdes en altos valores; dejando con ello un halo de melancolía. Este se profundiza con la cala caída, quebrado su talla, detalle que profundiza el sentido alegórico arriba mencionado.
Florencia Mercado Rodríguez
[1] R-E. Montes i Bradley. El camino de Manuel Musto, La Plata, Hipocampo, 1942, p. 22
Fader y sus contemporáneos, MPBAFR, 2012, reprod. p. 52.
(2012) Gobierno de la Provincia de San Juan, Fader y sus contemporáneos, Edit. MPBAFR, reprod. p. 52.
(2015) Gobierno de la Provincia de San Juan, Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson: Historia y colección, 1° ed., San Juan, Edit. MPBAFR, p. 66, reprod. p. 182.