En la historia se denomina Macartismo al periodo situado entre 1950 y 1956, durante el cual, el senador norteamericano Joseph McCarthy desencadenó un proceso de declaraciones, acusaciones infundadas, denuncias, interrogatorios, procesos irregulares y listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas. Este proceso fue conocido como una caza de brujas y durante el mismo miles de personas fueron privadas de su trabajo e incluidas en una lista negra que les impedía realizar cualquier tipo de actividad. El sistema empleado por McCarthy era el de inversión de la carga probatoria, el Senado presumía la culpabilidad del individuo y el mismo debía demostrar su inocencia. Una forma de quedar excluidos de las listas era reconocer la culpa y delatar a otras personas, por lo que el miedo que se vivía en EEUU de ser injustamente acusados era moneda corriente. Pronto McCarthy entendió que una de las formas de conseguir mas prensa era apuntar contra Hollywood, en donde los dueños de los estudios, temerosos de las consecuencias económicas que las acusaciones podían tener, ayudaron a esta caza de brujas. A partir de ese momento cientos de escritores, actores, actrices y trabajadores de Hollywood fueron vetados en los estudios cinematográficos. Dalton Trumbo, gran escritor norteamericano, que en ese momento se desempeñaba como guionista en los estudios fue detenido y culpado de desacato al rehusar cooperar con el Comité de Actividades Anti Americanas, y fue señalado junto a otros nueve guionistas, Alvah Bessie, Herbert Biberman, Lester Cole, Edward Dmytryk, Ring Lardner Jr., John Howard Lawson, Albert Maltz, Samuel Ornitz, Adrian Scott, como uno de los Diez Hostiles, después llamados los Diez de Hollywood.
Trumbo no había tenido una vida fácil, nieto de un veterano de la guerra hispano-americana, provenía de una familia, trabajadora y humilde, obligada a trasladarse al sur de California debido a las consecuencias de la primera guerra mundial y la época de la gran depresión. Quizás por eso tuvo un pronto acercamiento al partido comunista. Su afiliación respondía a una razón que explicó en entrevistas posteriores, lo consideraba un instrumento eficaz en un contexto determinado: “Hacía cosas que pensaba que debía hacer. Se oponía al ascenso del fascismo en toda Europa, ayudaba a los refugiados”. Más allá de cuestiones políticas que marcaron su vida, Trumbo fue un gran novelista y un prolífico guionista, con más de cuarenta trabajos filmados que fueron llevados a la pantalla por grandes directores de la época.
En el año 1971 una pequeña película, con un exiguo presupuesto se alza con el premio del jurado del Festival de Cannes, esta era Johnny tomó su fusil y su director y guionista, Dalton Trumbo.
“Ambientada durante la Gran Guerra y los años previos, la ficción, basada en la novela homónima que el mismo Trumbo había escrito en 1939, narraba la historia de un joven atrozmente mutilado tras resultar herido en combate. La trama contenía algo que para aquel entonces resultó único. No era su alegato antibelicista ni la descripción del horror de la guerra. Lo que convirtió la película en un hecho clave y fundamental para la década de los setenta fue la profunda exploración de la psique de la víctima, del hombre destruido por la guerra.”
La película contaba en primera persona la historia de un soldado, que despierta en una sala oscura de hospital. Ha perdido sus extremidades, está ciego sordo y mudo y es solo un tronco humano arrojado sobre una cama, con una sábana blanca que lo cubre casi del todo. De a poco va tomando conciencia de su estado y dándose cuenta, que si bien casi no posee cuerpo su mente se conserva intacta. Así, vamos a conocerlo a través de un narrador, un recurso que pocas veces funciona en el cine, pero que en esta va a permitir dos cosas: que nosotros le conozcamos; y que su discurso se revele contra todas aquellas creencias que, en nombre del idealismo y el destino nacional, justifican los crímenes cometidos.
El film, más allá de su relato discontinuo está construida como un relato formal, en el que destaca la desasosegada puesta en escena de Trumbo, los planos del hospital, con sus pasillos inmaculados y la sala en donde se encuentra el enfermo, tan rica en contrastes, logran una sensación demoledora en el espectador, quien va siendo cada vez más consciente de lo poco que le importa al sistema ese cuerpo horriblemente mutilado, pero con la mente intacta. Otro de los grandes aciertos de la película es la decisión de rodar en blanco y negro y color, correspondiendo esta división a los dos mundos que el personaje principal viviría desde ese momento. “El mundo de los muertos, de sus recuerdos, sueños y delirios que constituía el universo onírico de su mente, era un mundo en color tal como lo había conocido. Sin embargo, para él, un trozo de carne humana, hasta el momento de su muerte el mundo de los vivos sería en blanco y negro. Jamás volvería a verlo, oírlo o tocarlo y todo lo que había conocido dejaba de ser real.”
Jhonny tomó su fusil es, junto a La patrulla infernal de Stanley Kubrick, una de las películas antibélicas mas importantes que haya dado el cine, pero a diferencia de esta última, la dureza con la que Trumbo trabajó su material hace que sea muy difícil volver a frecuentarla una vez que la hemos visto.
Título original: Dalton Trumbo’s Johnny Got His Gun
Año: 1971
Duración: 111 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Dalton Trumbo
Guion: Dalton Trumbo (Novela: Dalton Trumbo)
Música: Jerry Fielding
Fotografía: Jules Brenner
Reparto: Timothy Bottoms, Jason Robards, Donald Sutherland, Marsha Hunt, Diane Varsi, Kathy Fields, Charles McGraw
Productora: World Entertainment
Género: Drama | I Guerra Mundial. Discapacidad. Medicina. Cine independiente USA. Película de culto