Carnaval de almas, una película de culto.

En 1962 Herk Harvey filma su primer y único film, Carnaval de almas,  y consigue con ello una auténtica película de culto. Estrenada sin mucha fortuna comercial, la fama del film fue creciendo gracias a la televisión, especialmente a las maratónicas sesiones con las que días previos a Halloween, las cadenas de EEUU fatigan a sus espectadores; también su prestigio se cimentó sobre la influencia, reconocida por ellos mismos en varios reportajes, que la misma tuvo sobre dos emblemáticos directores modernos, George Romero y David Lynch.

Mas allá de estas cuestiones Carnaval de almas es una pequeña película de terror clase “B”, que sin querer se transformó en un gozoso experimento cinematográfico, gracias al buen hacer de su director.

La génesis de la película de Harvey es bien conocida: él era un exitoso director de filmes educativos y documentales industriales, realizados para la televisión, y en un viaje de negocios por el desierto de Utah se encontró con el impresionante Pabellón Saltair, una gigantesca construcción abandonada en las orillas del Gran Lago Salino, concebida como resort a fines del siglo XIX, y que tuviera una enorme mala suerte tras padecer varios incendios sucesivos en el correr de los años . “Ante la opulencia del lugar, Harvey se imaginó una escena con numerosos fantasmas bailando en el gigantesco salón de baile del derruido hotel. Decidido a llevar adelante su idea, reunió un puñado de fondos (unos 30.000 dólares), contrató a una actriz profesional y a varios locales de la zona, y con su equipo de documentalistas se lanzó a rodar un filme. Cuando estuvo terminada, El Carnaval de las Almas empezaría su derrotero hacia el olvido: un estreno muy flojo, malas críticas, y un distribuidor que se quedó con las ganancias y terminó por quebrar.

El film se basa en un relato de Lucille Fletcher y fue adaptado para la televisión para la también mítica serie “La dimensión desconocida. Esta adaptación televisiva resultó bastante fiel al relato original ya que en  dicho capítulo una mujer viaja en coche y no para de ser atormentada por un autoestopista que aparece a lo largo del camino, tal como el texto contaba.

En la película de Harvey la cuestión discurre por otros carriles:

Mary Henry una joven organista cuyo auto, en el que viajaba junto a dos amigas, cae al fondo del río Kansas. Luego de tres horas en que las autoridades intentan sin éxito sacar a flote el automóvil o hallar a alguna de las víctimas, Mary aparece caminando desorientada a la orilla del río. Está ilesa, pero no recuerda como ha logrado sobrevivir al accidente. A partir de allí los esfuerzos de la protagonista por llevar una vida normal se verán frustrados por el acoso de una presencia fantasmal.

Más allá de su pobreza presupuestaria, o tal vez por eso, Carnaval de almas es una película con una atmósfera impresionante y ciertamente marca una ruptura dentro del modelo clásico del género del terror, que poco tiempo después vendría a consolidar Romero, con La noche de los muertos vivos.  Candance Hilligoss, sin ser una gran actriz da con el tono perfecto para el personaje de la chica torturada por la aparición de personajes que no atina a saber porque entraron en su vida. La fotografía, en un hermoso blanco y negro, potencia la película al hacerla una orgullosa heredera del expresionismo y el sonido trabajado por el director en función dramática (la escena en donde Mary sufre una momentánea sordera es una excepcional muestra de esto), es otro de sus grandes aciertos.

Pero sin duda, uno de los puntos fuertes de la película es la maravillosa utilización de la locación del Pabellón Saltair, transformado en un parque de atracciones vacío solo utilizado por las almas en pena que transitan por el lugar sin saber siquiera en donde están. En este mismo espacio tiene lugar una de las escenas que han quedado grabadas en la historia de los amantes del género y es el alucinante baile de los espectros que ya es canon de cómo se debe manejar una situación de este tipo en el cine.

Carnaval de almas es un clásico sin disculpas, que llevo el terror por caminos pocos frecuentados en el momento de su estreno; mientras la imaginería gótica, con sus castillos semiderruidos, que la Hammer había creado para poner en escena los monstruos que había aggiornado de la Universal era uso común en la época, la película de Harvey traslada el terror a la América profunda y su vida cotidiana en las pequeñas ciudades que la componen.

Sólo resta señalar que para fines de los ’80, empujado por la presión de la masiva cantidad de fans que la película, había ido cosechando a lo largo de los años, el entonces jubilado Herk Harvey debió salir de su retiro y se puso a presentar su obra en festivales así como supervisar una edición en VHS. La película se convirtió en un espectacular suceso y se la calificó de un clásico rescatado del olvido. Véanla, vale la pena.


Dado que las películas que programamos y analizamos son de dominio público se sugiere acceder a ella a través de alguno de los numerosos sitios de alojamiento de las mismas, poniendo su nombre en cualquier buscador. 


Ficha técnica

Título original: Carnival of Souls

Año: 1962

Duración: 78 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Herk Harvey

Guion: John Clifford

Música: Gene Moore

Fotografía: Maurice Prather (B&W)

Reparto: Candace Hilligoss, Frances Feist, Sidney Berger, Art Ellison, Stan Levitt, Tom McGinnis, Forbes Caldwell, Dan Palmquist, Bill de Jarnette, Pamela Ballard

Productora: Herts-Lion International

Género: Terror. Intriga | Drama psicológico. Surrealismo. Sobrenatural. Fantasmas. Serie B. Película de culto. Cine independiente USA


Trailer

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